Photo by JA / Hangzhou, China / 2018 |
#Cthulhu
'El dinero tiene que estar en movimiento. No se puede quedar parado. El dinero estancado es un desperdicio y a la larga se traduce en pérdidas. Mantener un capital dinámico es la única manera de que genere beneficios a medio y largo plazo'.
Esta frase que me soltó hace unos años un promotor chino nos da muchas pistas sobre cómo funciona la economía en China. Fue su respuesta a una pregunta que le hice en una conversación informal tras la presentación de un proyecto en la ciudad de Changsha. En aquellos tiempos empezábamos a ser conscientes de un proceso que se repetía constantemente siguiendo unas pautas muy concretas. Y teníamos muchas dudas.
Era siempre igual: Entraba un nuevo proyecto en la oficina, designaban un equipo y nos poníamos a trabajar en él de acuerdo a un calendario inicial que el cliente se encargaba de destruir por completo cada semana, acortando los tiempos sin piedad. Meses después, tras cientos de entregas, presentaciones, cambios y ajustes, por fin llegaba ese esperado momento en el que tenías acceso a una breve reunión con el Big Boss, con el que 'Corta el Bacalao', con el 'Pez Gordo', con el Mandamás.
Con el que toma las decisiones de verdad.
Con el maldito Cthulu.